El agua y la agricultura regenerativa

El suelo fértil es imprescindible para la supervivencia del ser humano. Durante años, hemos estado explotando el suelo con fertilizantes, pesticidas, abonos y maquinarias pesadas. Como consecuencia, éste sufre la pérdida de su valor nutricional. Esto, a su vez, afecta a la biodiversidad y a la producción de alimentos a largo plazo.

Es por ello que hay invertir tiempo y esfuerzo en garantizar su buen estado y recuperar su fertilidad. Para ello, hay técnicas que pueden ayudar. En este caso, hablamos de la agricultura regenerativa. Ésta defiende que la calidad de los alimentos que consumimos depende en gran medida de la salud del suelo de donde provinen los mismos.
Su objetivo, entonces, según el blog Creaf, consiste en regenerar, mantener y estimular la fertilidad de la tierra. Joris de Vente, doctor en geografía e investigador del CEBAS-SCISC, afirma que “el objetivo es revertir la degradación de la tierra, aumentar la biodiversidad, incrementar la producción, mejorar la prestación de los servicios ecosistémicos y aumentar la resiliencia de los agroecosistemas contra el cambio climático, así como contribuir a su mitigación” (BBVA).
De Vente añade que la práctica de la agricultura regenerativa está basada en 4 claros principios:

1. Reducir al máximo la perturbación del suelo. Para ello, evitamos el uso de químicos o de máquinas pesadas para el trabajo de la tierra, ya que éstas compactan el suelo y rompen la estructura del mismo.
2. Mejorar la fertilidad a través de abonos verdes. Esto es, combinar la agricultura y la ganadería, aprovechando a su vez para que los animales disfruten de una buena alimentación.
3. Evitar el suelo desnudo, intentando conservar en todo momento la cubierta vegetal natural del suelo. Así se previene su erosión.
4. Diversificar los cultivos en el suelo, buscando combinaciones que aporten diferentes beneficios.
   

De la mano de todo lo anterior, ha de ir un esfuerzo en la planificación del aprovechamiento del agua. Esto es porque la calidad del agua también incide en la salud del suelo. Así, hay que evitar la presencia de bacterias y contaminantes en la misma. Parte de este agua proviene de ríos y arroyos, y se aprovecha a través de la extracción de agua de pozos y de aguas superficiales. Para realizar este trabajo, hay que elaborar un plan de extracción. Para ello, se evalúan las circunstancias y el entorno en el que se sitúa este agua: la profundidad, la cantidad, la cantidad de sólido en suspensión, etcétera.

De esta forma, existen multitud de bombas de agua y hemos de elegir en función de las características. Hablamos de bombas sumergibles, para pozos, para aguas superficiales, etc. En PYD contamos con años de experiencia a nuestras espaldas que avalan nuestra profesionalidad en el sector de las bombas de agua. Si tienes cualquier duda no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Le atenderemos encantados.